LA ÚLTIMA CARTA
Hola:
Esta carta es para ti. Si, para ti. Tú que tantas noches te desvelas extasiada por el implacable narcótico de tu obstinación. Tú que preferiste el pequeño rayo de cualquier luz, antes que el fuego de tu misma pasión. Tú que condicionaste tu felicidad a la existencia de un ser perfecto, como si los seres humanos no fuéramos el resultado de un cúmulo de errores, como si la vida fuera una marcha marcial de seres supremos sin ideas, sin ideales, sin defectos. Claro tú, que me cerraste las puertas de un corazón que hubiera protegido hasta en la peor de mis tribulaciones.
Te contaré un secreto: “nadie es perfecto”, y si es que la vida nos da la dicha de equivocarnos, es para sangrar, curarnos y mejorar. Después de todo, las cicatrices sólo nos recuerdan que el pasado fue real. Alégrate si es que te equivocas, porque es la única forma de que aprenderás algo. No te confundas, la felicidad es un estado mucho menos angélico de lo que tendemos a idealizar, pues como decía Benedetti, el verdadero regocijo se encuentra en las cosas más cotidianas de la vida, como el crepúsculo, un baile, o tu sonrisa. Lo demás es efímero, insoluto, innecesario.
El verdadero amor duele, y mucho. Porque sólo el que ama fehacientemente es capaz de muchas cosas, hasta inclusive de prescindir de su propio bienestar. No me malinterpretes, el amor es casi una idealización, una especie en extinción, pero si existe. A mi sólo me bastaba escuchar tu sonrisa al despertar, verme reflejado en tus ojos, sentirme parte de tus días. No lamento haberte conocido, muy por el contrario, doy gracias a Dios por haberme cruzado en tu camino. Y aunque sea mi recuerdo el que se desliza por el campo minado de tu conciencia, sé que te di todo lo que podía dar, sé que te besé todas las veces que debía besarte, sé que te amé todas las noches que debía amarte.
¿Qué te extrañaré?, claro, de todas maneras. Pero todo lo que generas en mi se canaliza en estas líneas, en mis canciones, en mis silencios, que poco a poco se diluyen en el tiempo. Ya habrá el día en que sin darme ya no te recuerde. (Dios quiera que eso nunca suceda). Dejar que el tiempo haga su trabajo y sepulte tu recuerdo en el nicho más profundo de mi mente .
Nunca olvides que de los errores se aprende. Que siempre hay ocasión para una segunda oportunidad, cuando el ser amado realmente se lo merece. Recuerda que las puertas que cierras hoy, son las ventanas que nunca abrirás mañana. A mi no me diste la oportunidad para hablar, esa será la cruz que cargarás siempre. Pero sólo un favor te pido antes de despedirme, siempre, siempre, siempre, escucha a las personas, pues pueda ser que las palabras no dichas nos lastimen más que una eternidad.
Te amaré siempre. Estarás en mí en cada suspiro, en cada poema, en cada canción. Serás mi fuente eterna de inspiración, pero hoy, te digo adiós.
1 comentario:
Tienes una facilidad grata para escribir, me considero fan de tu estilo para expresarte... Pero en algunos escritos parece que fuera muy personal, como si con ello estuvieras dando una declaración en toda regla de lo que necesitas decir ... Tienes la misma facilidad para decir estas palabras a la cara??... Si es así, me alegro de leerte... Considero más fácil escribir que hablar en algunas ocasiones, ya que si el escrito no llega a la persona en cuestión no sería justo porque tal vez esa persona también necesita ser escuchada... Me ha gustado esta entrada, espero que sigas escribiendo y que respondas a mi comentario
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