domingo, 22 de enero de 2012

FELIZ AÑO NUEVO!! (concretando un cliché sobrevalorado)






Año nuevo. Lejos de constituir una de las festividades propicias para dar rienda suelta a nuestro espíritu consumista, motivado obviamente, por todo el desfile mediático de propagandas y publicidades predispuestas a vaciar los bolsillos de cualquiera, es también para muchos, la fecha ideal para tomar decisiones. Se genera un ambiente de expectativa, una emoción efímera y galopante hasta que el reloj marque el inicio de un nuevo año. Muchos se visten de amarillo, algunos comen uvas, y otros aun más cabalísticos, maletas y pasaporte en mano, realizan el maratónico recorrido de dar unas vueltas a la manzana. Y es que claro, todos deseamos un mejor porvenir, todos queremos conocer el mundo, viajar, tener un auto del año, un trabajo más solvente, una casa más grande, un novio (a) más guapo(a), etc. Sin embargo, por bizarro que suenen dichas planificaciones, olvidamos que la concretización de estos anhelos dependen única y angularmente de un elemento sine qua non: nuestra voluntad. Aquella voluntad de la que se dice, mueve montañas, y es que en esta vida uno nunca debe dejar de ser tozudo y obstinado hasta la necedad, para lo que se quiere, pero aclaro, dichos anhelos deben corresponder a un sinceramiento hacia uno mismo, de qué es lo que realmente queremos para nuestras vidas. No basta con el simple hecho de desear las cosas, de idealizarlas, de que se vuelvan una nube gaseosa sobre nuestras cabezas, sino que a voluntad, hacer todo lo que está en nuestras manos para que dichos sueños dejen de ser eso, sueños nada más.
Alguna vez alguien me dijo, que a este mundo no hemos venido para ser exitosos, sino para ser felices, pero, ¿quién dijo que ambas cosas son excluyentes?. No siempre el éxito está relacionado con cosas materiales. En realidad considero que todos los motivos en la vida deberían estar sustentados en aquello que nos apasiona. Nadie es infeliz de manera involuntaria. Qué sentido tiene levantarse cada mañana para ir a trabajar por obligación, o escuchar por seis años cátedras magistrales de algo que nos parece aburrido o por último que nos importa un bledo, o peor aun, para los romanticones, que justificación tendría estar a lado de alguien que no te valora por quién eres, que no te motiva a ser mejor, que no suma a tu vida, sino que por el contrario limita tus aspiraciones. Una de las palabras que más evito es la “comodidad”, porque es el sinónimo más próximo del “conformismo”, del hecho de tomar un largo suspiro, mirar nuestro entorno, y acomodarse a las circunstancias que nos rodean, y así casi sin darnos cuenta, dejamos de luchar, dejamos de querer, y finalmente, dejamos de vivir. O como decía un poeta uruguayo: “nos dormimos sin sueño”.
Pues bueno, antes de entrar en un delirio febril por no saber cuál de nuestros tantos anhelos deseamos concretar en este año que inicia, lo primero que creo que debe tenerse en cuenta es el contexto. En qué parte de la película estás, poner los pies sobre la tierra, mirar tus cuentas bancarias y optar con certeza por lo que quieres en ese momento exacto de tu vida. Recuerda que de a pocos, paso a paso, se llega lejos, y sólo a veces, si es que hay suerte, se llega aún más lejos de lo que se quiso. Tu determinación y fuerza de voluntad son las armas más eficaces para esta tarea. Así que piensa dos veces antes de comerte esas doce uvas y coger tus maletas para correr como loco.

No olvides contribuir cada día, a que este mundo sea mejor.

Christian David Fhon Trigoso

2 comentarios:

HOMERO PADILLA dijo...

Amigo Christian: Te felicito por las interesantes líneas que nos regalas. Para serte sincero, comencé a leer tu blog con mucha duda sobre su contenido, pero no he encontrado más que cosas interesantes, pero sobre todo ciertas. Saludos, Homero Padilla.

Anónimo dijo...

Una excelente manera de ver la vida, cada uno diseña su destino, somos los creadores de nuestro éxito y de nuestros mas grandes fracasos, no todo es blanco o negro...siempre existirán los matices. Que Dios te bendiga hijo mío