martes, 18 de septiembre de 2012

CREPÚSCULO INVERSO



Alarma retumbante,

sueños que mueren,

en un drástico despertar del alba.

Tus ojos borrosos de neblina,

ven perderse una espalda tras el umbral,

mientras yo me pregunto una vez más,

si existe otro descanso,

que no sea el de tus brazos.

El letargo termina y amaneces en ausencias,

el aire denso … el espacio vacío,

un día que empieza gris

y termina pintoresco en tonalidades azules.



Pero no logro despertar del todo

y me pierdo en la incomprensión

de razonamientos inconclusos.

Quiero fotografiar el júbilo

y hacer que esta cumbre sea eterna,

o que quizá dure más

que las quimeras de mi aliento.



….Vencer la taciturnidad….

del crepúsculo inverso,

ser la utopía del todo y nada a la vez,

escuchar el llamado entre las sombras…

…saber que eres tú,

y que esta mañana…

…voy a descansar.



Christian Fhon Trigoso

lunes, 9 de julio de 2012

LUNA ROJA


Bajé la mirada perdida,

y ahí estabas otra vez.

El mar y su lluvia infinita de diamantes,

mi mente en alta mar lejos…

…muy lejos de todo,

viajando extasiado en lo surreal.

Toco el cielo y caigo en letargos profundos,

me extravío en ti y en tu aire natural.

La luna roja baja

y se apodera de mi.

Quizá no logre precisar nunca,

lo que este efecto marcará en mi pecho,

..es el silencio, es el viento..

y dos espejos del alma,

quiénes verán mi reflejo en este mar,

sabré encontrarme en tus brazos,

podré guiarme en tus pasos,

beberé de tu esencia y seré auténtico.

El ocaso te lleva lejos,

y me regalas un “te quiero” con los ojos.

Sabiendo que no he de retenerte,

me despido de tus constelaciones.

Será en otra vida será…

…quizá..en otro sueño…

quizá…...quizá.

CHRISTIAN DAVID FHON TRIGOSO

domingo, 8 de julio de 2012

AMA LO QUE HACES (Porque TODO es NADA...y NADA es TODO)


No quiero pensar más, hacer cálculos ni fórmulas…resolver teoremas ni descubrir teorías. Estoy cansado, extenuado, abatido por esta marea confusa de imágenes, pantallas de computador, citas agendadas y horas de insomnio. Estos caminos sinuosos de la rutina, del galope marcial de los minutos, enclaustran mis sueños en una prisión de módulos, construida a voluntad de mis pesares. El éxodo es casi una falacia. La vida es el resultado de una ecuación sin sentido. Necesito sustancia, necesito esencia. Es el drástico despertar de cada alba, no me redime. Al pie de la cama volteo y ahí están como todos los días: mi sombrero, mi traje, mi corbata y mi calamidad. Quizá ya adheridos a mi piel, pues el estupor secular ya no atora mi garganta, me encuentro casi habituado a esta danza siniestra de páginas. Todas iguales.


Mucho tiempo he vagado en la ruta de la costumbre, calibrando cada paso, midiendo mis miedos, verificando con la mirada absorta el destino reiterado del día a día. La misma película de siempre. Las mismas caras. Las sombras. Cada tramo preestablecido, cada encuentro pactado, cada sonrisa calculada, las sumas y las restas hechas: mi vida estaba al borde del camino.

Y es así, que en medio de este delirio, cogía mi maleta, sincronizaba el reloj, sujetaba firmemente el paraguas mientras observaba por última vez mi rostro en el espejo. La letanía latente de lo absurdo…. me obligaba implacable a saltar al vacío.

Pero hoy, no me dejaré caer. Hoy seré todo libertad. Necesito irracionalidad, desorden, locura. Quiero caminar a los pies de una laguna, dormir embriagado en la orilla de alguna playa caribeña, correr como un niño entre campos de trigo y caer una y otra vez en lo dorado, en lo azul y en lo verde de la vida. Quiero navegar en alta mar y saltar desde lo más alto, descansar mirando el cielo morado de alguna selva. Caer muerto de cansancio…… por haber bailado tanto, borracho por haber bebido tanto, extasiado por haber amado tanto. Construir momentos a base de despreocupaciones, vivir a plenitud de mis deseos, de lo que realmente me apasiona y me hace ser quién soy.

Sé que muchos justifican su existencia en el ritmo consuetudinario de su rutina. Que al ver las cuentas pagadas, el calendario marcado y los compromisos cumplidos, encuentran la mesura suficiente para dormir, mas no para descansar. Y es que el vivir para ellos, implica el ejercicio constante de letargos mecánicos, consistentes en la concretización de ciertos moldes impuestos socialmente. Así de manera gradual y creciente, nos tornamos en entes sin apasionamientos, sin reflexión, sin lucha, y finalmente sin vida. Nadie dice que lo ordinario sea malo, sino que vivir debe tener una connotación mucho más esencial. ¡VIVIR!, debe ser en verdad eso: ¡VIVIR!, y no sólo eso sino: ¡RESPIRAR!, ¡SOÑAR!, ¡SENTIR!, ¡DISFRUTAR!, y no me refiero a cosas nocivas, sino a aquello que edifica el alma, que nos lleva a amar lo que hacemos porque nos hace sentir más plenos en nuestra condición humana.

La sublimidad que requiero se encuentra en cuestiones mucho más elementales: el mensaje escondido y encontrado tras la lectura de un buen libro, el perfecto resonar de unos acordes acoplados con suma destreza, la seguridad y certeza que te proporciona el conocimiento, el narcótico reflexivo de un vino añejo coludido con una interesante plática, las sonrisas y las miradas de complicidad que endulzan una pieza de baile, los silencios en la intimidad de una pasión, entre tantas otras. No necesito poseer tanto para disfrutar mucho.

Y después de todo. Después de que todo haya pasado ya. Luego que el viento lleve muy lejos las cenizas de mis pesares, me sentaré frente al mar. Despojaré de mi ser, este sombrero, este traje y esta corbata, me extraviaré en mi mismo…hasta volverme encontrar en otros ojos, en otros brazos y en otra alma….

CHRISTIAN DAVID FHON TRIGOSO

jueves, 3 de mayo de 2012

ARBOL




Necesitaba refugio y me senté a tus pies,
a disfrutar tu aire y tu verde tacto.
Como si el tiempo no fuera acabar nunca,
descanso sublime bajo tu sombra,
y es aquí dónde quiero estar.
El por qué y para qué,
siguen su curso irremediable,
yo me quedaré entre tus ramas,
pues tempestades vendrán y tormentas llorarán,
pero si me aferro a ti no es obstinación,
es sosiego, es mesura, es calma,
quizá de la que ya no conozco,
pero que siempre he anhelado entre sueños.
Quiero vivir de tu fruto,
caminar en las grietas del alma,
y ver de qué estás hecha.
Abrazaré la corteza,
y cerraré los ojos…
….saber que existes,
es un consuelo permanente para mi.
Mientras sonrío,
vuelvo a observarte,
….es la paz que tú me das,
y casi sin creerlo,
me quedo dormido otra vez.
CHRISTIAN DAVID FHON TRIGOSO

domingo, 8 de abril de 2012

SMILE, DREAM & LOVE (LA VIDA: SUMA DE MOMENTOS)






La vida es un viaje corto. Una encrucijada de circunstancias en la que nos aventuramos bajo el mapa de los años. Es tan fugaz como el parpadeo de un sueño perdido, en el que de pronto, y en tan poco, tenemos que calibrar nuestra cordura frente a una diversidad de experiencias: educación, trabajo, familia, amistad, amor, éxito, escases, soledad, enfermedad, muerte, entre tantas otras. Nadie dijo que es un mero trámite, que los días que Dios nos regala sean bienes que simplemente se consumen como productos de supermercado. Nada en esta vida es gratis. El solo chance divino de nacer, y ser parte de todo, no es un descuido del azar, por el contrario, constituye la oportunidad propicia para lograr que con nuestros actos, seamos eternos. Hacer que cada día cuente, que cada minuto valga, que los segundos respiren existencia. Así pues este efímero paseo de hechos, resulta ser un crédito respaldado por la garantía de nuestras propias acciones.
Debemos comprender, que con el tiempo, que siempre pasa pero que sólo enseña a quienes toman cuidado en los detalles, llegas a la conclusión empírica de que todo tiene su momento, de que en la vida todo va a suceder. Habrá instantes para celebrar, para cantar victorias, para bailar extasiados hasta acalambrarnos las piernas, reír como locos hasta las lágrimas, beber, y caer rendidos y narcotizados en aquellos brazos en los que siempre quisimos perdernos. También tendremos que sufrir, llorar amargamente ausencias y despedidas, enterrar a nuestros muertos, luchar puño a puño con el enemigo, perdonar agresiones, ofensas e injurias, aceptar derrotas, olvidar amores y consolar llantos. Pero este sabor de idas y vueltas, tan enigmático y pintoresco, pueda que con mucha obstinación nos permita alcanzar nuestros anhelos más profusos, nuestros sueños, aquello que siempre quisimos: el éxito. Sin embargo, no debemos desconocer nunca que los éxitos en la vida valen no por el resultado, por la foto o el diploma, sino por el paso a paso, el día a día, por el aprendizaje asimilado en el largo sendero que se recorrió, y que cada lección aprendida permanecerá implacable en los recovecos de la conciencia y la razón.
Con la suma instantes, llegas a asimilar, que la vida no será justa en la medida de lo que nos suceda a nosotros, sino que todo sigue su curso, y que es la misma vida, la que se encarga de dar a cada quién lo que se merece, aun cuando esta “justicia” debería darse por nuestras propias manos. Hay alguien allá arriba, que monitorea todo por sí mismo, y mueve las fichas de acuerdo a un plan trazado mucho antes incluso de que nosotros tengamos memoria. Al fin y al cabo, las personas somos el resultado de una conjunción de vivencias, tenemos la marca registrada de la experiencia, pintados de imperfecciones y virtudes. Por ello, no podemos exigir a nuestro entorno que module su temperamento en razón de nuestras demandas, caprichos, u obstinaciones plasmadas bajo una lista inagotable. Cada ser humano es misterioso y hasta incluso inescrutable. Visualizamos el mundo con las gafas de lo vivido, y actuamos en mérito a la razón. Si en algo hemos de cambiar, deberá ser siempre para un bienestar. Un bienestar, cuyo basamento no es más que una profunda convicción, motivada por una decisión angularmente personal, ajena a todo tipo de intromisión que le dé cause. Debemos amar por lo que cada uno es, mas no por lo que queremos que sean.
Que cada decisión que tomemos en la vida, sea porque ésta obedece a un compromiso con nuestra dignidad. Si hemos de anhelar ser amados, es porque primero, nos entercamos en dar lo mejor al prójimo, sin esperar nada a cambio. No hay mayor satisfacción que la alegría que produce el hacer feliz a otras personas, porque te acerca más a Dios, y una naturaleza inherente que consagra los valores bajo los que fuimos forjados.
Y que cuando ya peines canas, que éstas sean de sabiduría y júbilo, pues cuando ya des tu último suspiro en esta tierra, tendrás la satisfacción de que no te faltó nada por vivir…

Christian Fhon Trigoso

domingo, 22 de enero de 2012

FELIZ AÑO NUEVO!! (concretando un cliché sobrevalorado)






Año nuevo. Lejos de constituir una de las festividades propicias para dar rienda suelta a nuestro espíritu consumista, motivado obviamente, por todo el desfile mediático de propagandas y publicidades predispuestas a vaciar los bolsillos de cualquiera, es también para muchos, la fecha ideal para tomar decisiones. Se genera un ambiente de expectativa, una emoción efímera y galopante hasta que el reloj marque el inicio de un nuevo año. Muchos se visten de amarillo, algunos comen uvas, y otros aun más cabalísticos, maletas y pasaporte en mano, realizan el maratónico recorrido de dar unas vueltas a la manzana. Y es que claro, todos deseamos un mejor porvenir, todos queremos conocer el mundo, viajar, tener un auto del año, un trabajo más solvente, una casa más grande, un novio (a) más guapo(a), etc. Sin embargo, por bizarro que suenen dichas planificaciones, olvidamos que la concretización de estos anhelos dependen única y angularmente de un elemento sine qua non: nuestra voluntad. Aquella voluntad de la que se dice, mueve montañas, y es que en esta vida uno nunca debe dejar de ser tozudo y obstinado hasta la necedad, para lo que se quiere, pero aclaro, dichos anhelos deben corresponder a un sinceramiento hacia uno mismo, de qué es lo que realmente queremos para nuestras vidas. No basta con el simple hecho de desear las cosas, de idealizarlas, de que se vuelvan una nube gaseosa sobre nuestras cabezas, sino que a voluntad, hacer todo lo que está en nuestras manos para que dichos sueños dejen de ser eso, sueños nada más.
Alguna vez alguien me dijo, que a este mundo no hemos venido para ser exitosos, sino para ser felices, pero, ¿quién dijo que ambas cosas son excluyentes?. No siempre el éxito está relacionado con cosas materiales. En realidad considero que todos los motivos en la vida deberían estar sustentados en aquello que nos apasiona. Nadie es infeliz de manera involuntaria. Qué sentido tiene levantarse cada mañana para ir a trabajar por obligación, o escuchar por seis años cátedras magistrales de algo que nos parece aburrido o por último que nos importa un bledo, o peor aun, para los romanticones, que justificación tendría estar a lado de alguien que no te valora por quién eres, que no te motiva a ser mejor, que no suma a tu vida, sino que por el contrario limita tus aspiraciones. Una de las palabras que más evito es la “comodidad”, porque es el sinónimo más próximo del “conformismo”, del hecho de tomar un largo suspiro, mirar nuestro entorno, y acomodarse a las circunstancias que nos rodean, y así casi sin darnos cuenta, dejamos de luchar, dejamos de querer, y finalmente, dejamos de vivir. O como decía un poeta uruguayo: “nos dormimos sin sueño”.
Pues bueno, antes de entrar en un delirio febril por no saber cuál de nuestros tantos anhelos deseamos concretar en este año que inicia, lo primero que creo que debe tenerse en cuenta es el contexto. En qué parte de la película estás, poner los pies sobre la tierra, mirar tus cuentas bancarias y optar con certeza por lo que quieres en ese momento exacto de tu vida. Recuerda que de a pocos, paso a paso, se llega lejos, y sólo a veces, si es que hay suerte, se llega aún más lejos de lo que se quiso. Tu determinación y fuerza de voluntad son las armas más eficaces para esta tarea. Así que piensa dos veces antes de comerte esas doce uvas y coger tus maletas para correr como loco.

No olvides contribuir cada día, a que este mundo sea mejor.

Christian David Fhon Trigoso